¿Tienes cansancio, apatía, abatimiento, tristeza injustificada, somnolencia, no te concentras, estás irritable, tienes cefaleas, apenas comes y la libido está por los suelos?  Esto es debido al paso de una estación a otra, acentuado además con el adelanto de una hora en los relojes. A este trastorno se le denomina astenia primaveral.  Según los expertos, aunque no hay estudios concluyentes, casi la mitad de la población puede sufrir en mayor o menor medida estos síntomas, debido al proceso que sufre nuestro organismo para adaptarse al cambio de estación.

¿CUÁNTO DURA LA ASTENIA?

    Popularmente conocido como “bajona”, es una respuesta al sobreesfuerzo que nuestro organismo tiene que hacer para adaptarse a un aumento de la luz solar, a los cambios bruscos de temperatura, de humedad y de presión atmosférica. Es verdad que algunos tardamos más en aclimatarnos, sobretodo si padecemos alergias que alteran nuestro sistema inmune.

La astenia primaveral no es una enfermedad, sino un trastorno adaptativo, cuyas molestias, por regla general, son leves o moderadas y desaparecen en pocos días. No obstante, como muchos de estos síntomas son comunes a distintas enfermedades, en caso de que duren más de dos semanas, es necesario ir al médico para que descarte otras dolencias como anemia o depresión.

TRANQUILIDAD Y BUENOS ALIMENTOS

Aunque prevenir la astenia no es fácil, afortunadamente siempre hay soluciones para no tener que resignarnos a esa apatía y falta de energía.  Adoptar una serie de hábitos saludables nos hará recuperar antes la vitalidad. Como se suele decir popularmente, tranquilidad y buenos alimentos. Ahí está la clave para superar este escollo primaveral. Una dieta rica en vitaminas y minerales ayudará a nuestro sistema inmunitario, siguiendo una alimentación sana y equilibrada, rica en verduras de hoja verde, frutas, legumbres y cereales integrales. Si además queremos añadir a nuestra dieta un extra de energía, no lo dudemos: plátanos o frutos secos. Los podemos tomar a media mañana o media tarde y también añadirlos a las ensaladas.

CINCO COMIDAS AL DÍA

Como suelen recomendar los nutricionistas, también en esta época es aconsejable comer menos pero más a menudo.  Lo ideal sería hacer cada día tres comidas principales y dos tentempiés. Como es sabido, las comidas abundantes elevan los niveles de glucosa y aumentan la somnolencia. Evitemos los dulces y la bollería industrial, que nos generan energía de forma inmediata, pero que luego provocan decaimiento, más cansancio y hambre.

No debemos olvidarnos de la hidratación. Beber agua, caldos e infusiones. La deshidratación causa fatiga mental y nos desconcentra. No caigamos en la tentación de abusar del café o bebidas excitantes para combatir el cansancio o la somnolencia, porque podría tener el efecto contrario y aumentar el nerviosismo y por tanto impedir el descanso.

OJO CON LAS AYUDAS NATURALES

Es verdad que tomar jalea real, ginseng, polen, germen de trigo o levadura, sustancias naturales de propiedades revitalizantes que se venden en farmacias desde hace tiempo, puede ser de gran ayuda. Pero antes de dar ese paso hay que consultar siempre a un especialista, ya que los componentes pueden estar contraindicados en caso de sufrir ciertas enfermedades o bien interactuar con otras medicaciones, como por ejemplo los anticoagulantes.

OTROS ALIADOS

Aunque te cueste arrancar, no dejes de hacer ejercicio físico. Estar siempre activo es el mejor antídoto contra el cansancio y la falta de energía.  El sol es otro de nuestros aliados. Al ser los días más largos tenemos más tiempo para exponernos a sus rayos, pero siempre con protección solar. Dar un paseo como mínimo treinta minutos, si puede ser por un parque o por el campo, nos ayudará a “recargar las pilas”, además de aportarnos sosiego.

     Los expertos también recomiendan tener unos horarios regulares de comidas y rutinas. Con la llegada del buen tiempo tendemos a saltarnos a la torera la vida ordenada que hemos llevado en el invierno. También resulta de gran ayuda tener una buena “higiene de sueño”. Es decir, acostarnos un poco antes en esta época y dormir de 7 a 8 horas. Cenar ligero, así como evitar los dispositivos electrónicos unas dos horas antes de acostarnos y asegurarnos que la habitación tenga una temperatura alrededor de los 20º.